Por Alejandro Murciano Brea Las aguas están agitadas últimamente en el sector de la gran distribución. Al mediático cruce de declaraciones entre Ione Belarra y Juan Roig hay que sumar aspectos mucho más de fondo, como la sombra que cierne sobre una posible fijación de precios de los alimentos. La propia ministra insinuó tal cosa tras sus palabras contra Roig, proponiendo la creación de una cesta básica cuyo valor no pudieran decidir libremente los supermercados. La reacción no se hizo esperar por parte de la patronal, y las principales asociaciones de empresas de la distribución (como Asedas o Anged), emitieron sendos comunicados de rechazo a esta propuesta. Aluden a que no están para nada viéndose favorecidas por la inflación, subiendo -aseguran- menos los precios finales que los intermedios que les pagan a los proveedores. Además, añaden que su sector entraría en pérdidas en tan solo nueve semanas en caso de fijación de precios. Una aseveración contundente pero que no queda muy claro...