Por Alejandro Murciano Brea
La inversión en economía sostenible y transición energética ha sido una temática muy recurrente durante los últimos años en los mercados financieros. Casi cualquier banco, aseguradora o gestora comercializa fondos de inversión "verdes", en los que los ahorradores pueden depositar su dinero con la tranquilidad de pensar que será empleado con un fin noble. La base de estos vehículos de inversión son los llamados Criterios ESG (siglas en inglés de medioambiental, social y de buen gobierno), los cuales a priori tienen en consideración cuando deciden comprar acciones o bonos de una empresa.
Dentro de estos criterios, me atrevo a decir que el primero (el medioambiental), es quizás el mayor reclamo publicitario en los fondos de inversión de este tipo, que utilizan términos como "sostenible" o "verde" para atraer capital. La teoría es que su objetivo, además de rentabilizar el dinero de los inversores, es financiar proyectos de energía renovable, transporte limpio, preservación del entorno, etc. Ya sea esto comprando títulos de deuda que tengan esa finalidad, o bien acciones de compañías que trabajan en esa línea.
Sin embargo, como siempre, queda la duda de cuánto hay de realidad y cuánto de reclamo publicitario en los fondos "verdes". El capital de los ahorradores preocupados por el medioambiente -cada vez más- es muy jugoso para intentar atraerlo a tus productos de inversión. Es por eso que vamos a analizar, con información de la CNMV, que hay "dentro" de los fondos de inversión de este tipo que comercializan los cuatro bancos más grandes de España (Caixabank, Santander, BBVA y Sabadell). La lógica es que su capital se destine a comprar bonos y acciones de empresas sostenibles pero, ¿esto es así? Vamos a verlo caso por caso, analizando cuatro fondos de inversión, uno por cada banco de los mencionados.
CAIXABANK SELECCIÓN FUTURO SOSTENIBLE: se trata del fondo verde más reseñable de los que ofrece el banco con mayor volumen de activos en nuestro país. Su nombre habla por si solo. Sin embargo, analizando sus inversiones, se dedica fundamentalmente a comprar participaciones en fondos de inversión de gestoras extranjeras como Robeco, Black Rock, Amundi o Schroder. Es una suerte de "fondo de fondos" que pretende replicar índices bursátiles y diversificar geográficamente el capital invertido, pero ni rastro (a mi juicio) del criterio medioambiental en sus elecciones
SANTANDER SOSTENIBLE ACCIONES: al contrario que en el fondo anterior, este que ofrece la entidad que preside Ana Botín si que entra a comprar directamente empresas concretas. Dos de sus mayores posiciones son Verallia, compañía francesa que fabrica y recicla envases de vidrio, y Royal DSM, neerlandesa, especializada en nutrición y salud. Empresas que pese a que si pueden tener cierta relación con la economía "verde", no tan directa como cabría esperar. También aparecen como inversiones importantes el gigante textil Inditex o el propio Banco Santander. Siendo justos, el fondo si que invierte en empresas de energía renovable como Grenegy o la danesa Oosrted, pero con menor peso dentro de su patrimonio.
BBVA FUTURO SOSTENIBLE: este caso me ha resultado el más chocante, y posiblemente en el que más injustificado está el nombre de "sostenible". Para empezar, este vehículo de inversión posiciona más de un 10% de su patrimonio en deuda pública española, y un aproximadamente un 17,5% en deuda pública de otros países como Francia, Italia, Alemania, Austria, Países Bajos o Bélgica. Otro 8.50% está en bonos privados de múltiples empresas, algunas de ellas McDonald's, Bank of America, Danone o Barclays. Por último el grueso del patrimonio del fondo (un 53%), al igual que en el caso de Caixabank, está en ETFs (fondos cotizados) o fondos generalistas de gestoras como Black Rock, Amundi o Goldman Sachs, que alcanzan acciones de diversos sectores y geografías. Ni rastro del supuesto "futuro sostenible".
SABADELL ECONOMÍA VERDE: por último, este fondo tampoco invierte directamente en acciones o títulos de deuda concretos, si no en otros vehículos de inversión, principalmente en SICAVs (sociedades de inversión). Sin embargo, si que se aprecia que la mayor parte de estos productos están especializados en energías limpias, tratamiento del agua, etc. Las cuatro mayores posiciones, con un peso todas ellas superior al 10% sobre el patrimonio del fondo, son en SICAVs con temática medioambiental, gestionadas por Nordea, Pictet, BNP y Amundi respectivamente. Habría que analizar a su vez que hay dentro de esas sociedades, pero si que se aprecia un cierto esfuerzo en cumplir con los criterios ESG en este fondo de inversión que comercializa Sabadell.
En resumidas cuentas, la inversión verde gana espacio, y puede ser una bonita forma de combinar la rentabilidad de los ahorros con la transición energética. Que nadie se confunda, no es una donación ni un acto benéfico, pero si una manera interesante de hacer convivir los negocios con la responsabilidad social. Pero para ello, como hemos comprobado con este pequeño análisis, falta que quien comercializa los productos de inversión verdes se comprometa a realmente comprar activos que vayan en esta línea, y no utilice todo esto como un burdo reclamo publicitario. Por eso, es importante que antes de comprar un fondo de esta características, se haga un análisis en profundidad de donde realmente se está invirtiendo el dinero que le estamos confiando a una gestora. La decisión del consumidor también cuenta, y debemos utilizarla con conocimiento de causa.

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