Por Alejandro Murciano Brea
Primero de todo, hay que cuestionar la veracidad de esos datos, que por otra parte convendría preguntar a Clemente de donde los saca. En España había, a cierre del año pasado, casi 20,5 millones de personas ocupadas que pagan su IRPF y sus cuotas de Seguridad Social. Pero para Ismael Clemente las aportaciones de 17,5 millones de ellos son irrelevantes, solo los otros 3 son importantes. No digamos ya si hablamos de impuestos que gravan al consumo como el IVA, parece imposible que de 47 millones de españoles, 3 consuman más que los otros 44 millones. Parece incómodo asumir que, pese a lo "acosadas" que están las grandes fortunas, el grueso de los impuestos los pagan las clases medias y bajas.
Pero a todo esto, quizás lo que no le gusta a Ismael Clemente es pagar demasiados impuestos. En lo que hace una justificación a la evasión fiscal, la compañía que preside racanea en sus cuentas con Hacienda. Ya de entrada, Merlin Properties es una SOCIMI (Sociedad anónima cotizada de inversión en el mercado inmobiliario), es decir, una compañía dedicada a la compra de inmuebles para posteriormente obtener rentas con su alquiler. Un tipo de empresa con un privilegio casi único: hasta 2021 no pagaban ni un euro de impuestos sobre sus beneficios, siempre que repartieran un 80% del mismo entre sus accionistas. Algo difícilmente explicable cuando otras empresas, que además aportan bastante más al empleo y al tejido productivo, pasan por caja religiosamente en el Impuesto de Sociedades. Además, esto no es algo único de España, si no que este régimen es una copia del que ya funcionaba antes en Estados Unidos y Europa.
En 2021, el ejecutivo español hizo una modificación en la fiscalidad de las Socimis, imponiendo un impuesto del 15% sobre los beneficios no distribuidos en dividendos. Un cambio mínimo, pero que al menos podía conducir a que estas sociedades dejaran algo al fisco. A Merlin Properties, con Clemente a la cabeza, le iba a tocar pasar por caja, ya que a cierre del tercer trimestre de 2022, declaraba un beneficio neto de 567 millones. Contando con que hasta fin de año mantuvieran ese ritmo, sus ganancias finales deberían ser de unos 756 millones, en torno a 1,61€ por acción. Y sin embargo, solo se pagó en dividendos con cargo a esos resultados 0,75€ por título, más otros 0,20€ que previsiblemente se pagarán en mayo. Por la diferencia, habría que pagar el mencionado 15% de impuestos.
La sorpresa llega cuando al presentar las cuentas finales de 2022, Merlin Properties declara 263 millones de euros de beneficio neto. ¿Acaso se desplomó su negocio en el último trimestre del año? Para nada, ya que cerró mejorando su beneficio operativo (el resultado de su negocio principal) un 6,4% respecto a 2021. Lo que ocurrió es que el equipo de Ismael Clemente redujo contablemente el valor de sus activos inmobiliarios, apuntándose unas pérdidas "ficticias" (es decir, sin impacto en su dinero en caja) de 250 millones de euros. Concretamente, redujo el valor contable de sus oficinas un 1,9% y el de sus centros comerciales un 3,5%. Algo muy difícil de explicar teniendo en cuenta que el año 2022 fue alcista en precios del mercado inmobiliario. Complicado no pensar mal.
Así pues, el discurso de que los impuestos los pagan solo los ricos es demagogo e hipócrita. Y pierde valor cuando quienes lo entonan demuestran con sus acciones que ellos no contribuyen en su justa medida. Al final, parecen querer dar una excusa a quienes cambian de residencia fiscal, o a quienes hacen cualquier triquiñuela para no pasar por caja. Los que siempre aportamos, mientras tanto, seguiremos cumpliendo por el fisco. Por si a los "3 millones que pagan todo el sistema" les da por irse a Andorra o a Países Bajos.

Genial!!!, Seguiremos pagando, pero a ver si al menos los 3 millones pagan a igual porcentaje que nosotros!!!!! Joder!!!!
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