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La riqueza y la desigualdad no van de la mano

Por Alejandro Murciano Brea


Los economistas neoliberales siempre se han opuesto a una intervención estatal en la economía que persiguiera la redistribución de la riqueza. Una postura que no hay que ser muy espabilado para saber a quien favorece. Sin embargo, su teoría es que la mano del Estado entorpece la maquinaria económica del país, hace que los empresarios no puedan invertir tanto y, en última instancia, termina por disminuir el crecimiento económico. En otras palabras, dirían que los modelos intervencionistas logran que se reparta, si, pero que se reparta pobreza. Y no son pocos los medios de comunicación, políticos y grupos empresariales que compran ese relato.

Pero entonces. ¿los países que no redistribuyen la renta son más ricos? ¿Está económicamente justificado que los Estados minimicen su intervención? Pues digan lo que digan, no está tan claro. Es por eso que nos hemos planteado hacer un pequeño estudio en el que podamos esclarecer la relación entre desigualdad y fortaleza económica de los países

La metodología es sencilla. Hemos recopilado datos de 30 naciones europeas en 2021 gracias a las estadísticas oficiales del Eurostat. Tenemos recogidos los guarismos de todos los países de la Eurozona, pero también de otros como Serbia, Turquía o Suiza. Por un lado, hemos recopilado los niveles de PIB per cápita de cada uno de los Estados, al ser este el indicador más habitual de la prosperidad económica. Por el otro, usamos el Índice de Gini en los ingresos para medir la desigualdad. Dicho índice, que va de 0 a 1, es tanto más elevado cuanto mayor es la inequidad en la distribución de los ingresos.

Y sorpresa, las conclusiones son bastante claras. Los neoliberales esperarían entre ambas variables una correlación positiva, es decir, que los países con más desigualdad en los ingresos tuvieran una compensación en forma de más riqueza. Pero no. La correlación entre Índice de Gini y PIB per cápita en los países estudiados es de casi -0,34. Negativa y no poco.

Lo que el dato estadístico dice, el gráfico lo refrenda. En un promedio, los países menos desiguales son también mas ricos. Una afirmación contundente, pero que al menos en nuestro estudio queda acreditada. Tener una sociedad justa y un buen nivel de actividad económica son dos anhelos que no tienen por qué estar reñidos. A la luz de datos como estos, que contrastan con los rocosos postulados neoliberales, algunos economistas  deberían quizás repensar sus recetas macroeconómicas. Y sobre todo, cabe preguntarse si determinados sectores utilizan dichas recetas más como excusa para favorecer sus intereses, que como medio bienintencionado para impulsar el desarrollo de su país.

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