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Ferrovial se marcha y falla al fisco. Otra vez

Por Alejandro Murciano Brea

Ferrovial se marcha de España definitivamente. Así lo ha refrendado en su junta de accionistas tras anunciarlo hace ya varias semanas. Para ello ha sido clave el voto favorable del fondo soberano de Noruega, que con su decisión impulsa la competencia sucia fiscal entre países europeos. Una competencia que sin duda también promueve Países Bajos, nuevo hogar de Ferrovial y destino frecuente para empresas poco amigas de pasar por caja con el fisco. Rafael del Pino, presidente de la compañía, en unas declaraciones que suenan a recochineo ha dicho que "España ha sido siempre su país y no renuncian a ello". Pero pagar impuestos no son tan patriotas.

Ferrovial se fundó en el año 1952, y desde entonces se ha asignado numerosas contratas de las administraciones públicas. Según ha publicado la prensa, desde que gobierna Pedro Sánchez la compañía que preside del Pino ha recibido contratos públicos por al menos 1000 millones de euros. Hoy es una empresa con fuerte presencial internacional, cuestión en la que se escuda para su mudanza. Pero la historia de su crecimiento no se puede entender sin el dinero público de nuestro país. De ahí que Nadia Calviño indicase enfadada que "Ferrovial le debe todo a España".

Pero además, echando la vista a años anteriores, vemos que las cuentas de la empresa con Hacienda llevan ya tiempo generando dudas. Me refiero concretamente a lo acontecido en el año 2020, cuando Ferrovial declaró unas pérdidas netas de 410 millones de euros. Hasta ahí nada parece raro, dado que como todos sabemos el 2020 estuvo fuertemente marcado por el estallido de la pandemia. Sin embargo, cuando se miran las cuentas con lupa, se despiertan los interrogantes.

Según los datos de la propia empresa, el grueso de las pérdidas vino justificada por ajustes contables en algunos de sus activos. Fundamentalmente, depreció de manera drástica el valor del aeropuerto de Heathrow, el cual explota y por el que se apuntó 447 millones en negativo. Hay que recordar que la contabilidad permite a las empresas declarar pérdidas o ganancias no solo por el dinero que ingresan y pagan, si no también por cambios en lo que valen sus bienes.

Pero resulta que excluyendo este aspecto, el año 2020 no fue tan malo para Ferrovial. En absoluto. En comparación al año 2019, ingresó bastante más (6344 M€ vs 6056 M€), tuvo los mismos gastos de explotación (5935 M€) y mejoró su resultado bruto de explotación (409 M€ vs 121 M€). En otras palabras, el desastre no parecía tal en las entrañas de la compañía. Y sin embargo, los citados ajustes contables le permitieron declarar los 410 millones en negativo, contra los beneficios de 268 M€ el ejercicio anterior.

Cabe sospechar que Ferrovial vio una ocasión en la pandemia para aflorar pérdidas que tenían en la recámara. Los inversores no se iban a extrañar ante la tan peculiar situación que estábamos viviendo, así que podía ser el momento perfecto para apuntárselas. Sin embargo, todo esto tiene un impacto las cuentas públicas. Las pérdidas de 2020 derivaron en que Hacienda ingresara a Ferrovial (y no al revés) 28 millones, según sus cuentas anuales consolidadas. En 2019, un año a priori peor por los datos fundamentales del negocio, fue la empresa la que abonó a la administración 47 millones. Un ejemplo de una compañía que se aprovecha de su contabilidad para no cumplir con el fisco, cuando en caso normal tendría que hacerlo. Un ejemplo de una compañía evidentemente no comprometida con que su actividad tenga un impacto positivo en la sociedad.

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