Por Alejandro Murciano Brea
La política monetaria solo resulta entendible cuando se baja a algo más cotidiano, como las subidas del Euribor y de las cuotas hipotecarias. Pero aún con eso, la prensa generalista no suele sacar las decisiones que toman Lagarde o Powell del ámbito técnico y financiero. Como si no fueran con la población, aunque todos sabemos que le afectará. Y de qué manera.
En este blog se ha defendido la soberanía de los Bancos Centrales sobre modelos descentralizados, que encarnan el neoliberalismo más puro. También se ha cuestionado la conveniencia de una "japonización" en Europa, con tipos en negativo (o casi) durante largos periodos de tiempo. Pero la escalada en vertical del Euribor y las últimas decisiones y comentarios del BCE, nos recuerdan que la política monetaria merece un lugar más importante en el debate público. Y que las medidas que en ella se toman no afectan a todos por igual.
Los tipos de interés altos benefician, por definición, a quienes tienen dinero. Aquellos con capital en el bolsillo celebran ahora poder sacarle rentabilidad sin apenas riesgo, y lo engordan a base de cobrar intereses. Vuelve la guerra de depósitos, y las entidades financieras les hacen nuevamente la pelota para quedarse con sus posiciones. Y por contra, quienes no tienen dinero y necesitan pedirlo, sufren. Así le está ocurriendo a todos aquellos que quieren comprarse una casa, o un coche, o que no llegan a cubrir los gastos del mes y tienen que financiar alguna compra. Sus costes financieros se están multiplicando.
Y por supuesto, no nos podemos olvidar de quienes llevan ya tiempo hipotecados. Mucho se ha escrito sobre cómo están aumentando las cuotas de las hipotecas, pero creo que se nos olvida vincularlo directamente con lo que deciden los banqueros centrales. Por eso hay que recordar que, cada vez que el BCE o la FED suben los tipos, miles (o millones) de ciudadanos van a pagar más por poder vivir en su casa. Y algunos tristemente van a llegar a no poder hacer frente al pago. Así que si, los tipos de interés tienen un fuerte componente político. Roza el ridículo verlo como algo elitista y alejado de nuestra vida diaria.

Cristalino y desde luego muy trascendental. Ojalá la ciudadanía se interesara por el asunto y guardase aunque solo fuera un poco de memoria el dia de ir a votar. Gracia por recordárnoslo
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