Las vacas flacas no son para todos: las empresas del IBEX-35 siguen con los resultados por las nubes
Por Alejandro Murciano Brea
Los datos son muy claros. Excluyendo a Inditex, que presenta más tarde sus números, las otras 34 gigantes de la economía española ingresaron un 31% más que en 2021. Hasta ahí podía parecer que pese a esto, en un contexto de fuerte inflación, los costes podrían haberse disparado también estropeando las cuentas de resultados. Pero no, y lo sabemos gracias a los datos del EBITDA, que es el resultado de explotación de las empresas antes de costes financieros y ajustes contables. Es decir, nos indica qué tal va realmente la actividad principal de la empresa. Ahí comprobamos que el negocio de las empresas del IBEX, medido a través de este dato, mejoró casi un 21% en el último ejercicio.
El beneficio neto, que es el definitivo tras el pago del impuesto de sociedades, se situó en más de 51800 millones de euros, un 9,30% menos que en 2021. Sin embargo, esta aparente caída es engañosa, ya que Telefónica (con gran peso por su tamaño) declaró el año pasado beneficios extraordinarios que hacen que su dato de este año parezca pobre en comparación. Lo mismo ocurre con ACS, que en 2021 se imputó plusvalías por la venta de Vinci, o con empresas inmobiliarias como Merlin o Colonial, que han ajustado el valor de sus inmuebles a la baja. O también con bancos como Caixabank y Unicaja, que se fusionaron el año pasados apuntándose fuertes ganancias contables. Solamente eliminando a Telefónica de la ecuación, los beneficios agregados son cerca de un 1% superiores a los de 2021.
Por sector, a nadie se le escapa que los bancos y las eléctricas son los grandes vencedores del año. BBVA gana un 38% más, el Santander un 18%, Iberdrola un 11%, Naturgy un 35%, Repsol un 70%, y la palma se la lleva Endesa que mejora un 77% sus beneficios de 2021. Unos resultados de los que sacan pecho ante sus inversores, pero que pasan por alto cuando se quejan al Gobierno del impuesto extraordinario que les han aplicado. Por su parte, las compañías del IBEX relacionadas con el turismo (IAG, Meliá, AENA y Amadeus) vuelven a beneficios. Una buena noticia tras todo lo que ha ocurrido estos años, pero esperemos que ahora que vuelven a ganar dinero no olviden como las ayudas públicas -con los ERTEs, por ejemplo- les permitió sobrevivir en 2020 y 2021.
Un capítulo aparte merece Ferrovial, que como bien se sabe ha manifestado recientemente su decisión de mudarse a Países Bajos. Una compañía que, ya en 2020, aprovechó la excusa del Covid para aflorar pérdidas de 409 millones. Lograba así no pagar un euro de impuestos, cuando su actividad principal reflejaba todavía beneficios. Ahora, en 2022 y tras ganar 185 millones de euros, decide que se va de España para pagar menos. Lo hace después de años y años viviendo de las concesiones y subcontratas de las administraciones públicas del país, y mientras los inversores se lo aplauden en bolsa. Una falta absoluta de compromiso y de decencia.
Con todo esto, no quiero decir que me parezca mal que las grandes empresas españolas ganen dinero. Para nada. Me parece mal que sus beneficios, en continuo crecimiento, no tengan un impacto en la sociedad, en las cuentas públicas y en sus empleados. Si no, que se lo pregunten a los empleados de estas compañías, que en su gran mayoría no están viendo incrementados sus sueldos en la misma medida que las ganancias de sus empresas. Y lo mismo podemos decir con los salarios mínimos, a cuyo aumento se han siempre opuesto las asociaciones de empresarios, metiendo miedo con supuestas pérdidas y despidos. Pero viendo los datos, parece claro que únicamente defienden sus márgenes y la rentabilidad para sus accionistas. Así las cosas, seguramente todos queremos que los negocios generen ganancias. Pero no que se esas ganancias se queden (casi) solamente en una pequeña proporción de la población.

Magnífico análisis. Esperemos convencer a muchos y que lo justo se haga ley. Enhorabuena
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