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Los cryptobros y la cultura del pelotazo

Por Alejandro Murciano Brea

Si tienes entre 20 y 40 años, algún amigo, compañero o conocido te ha comentado algo últimamente sobre comprar criptomonedas, NFTs o algún otro activo de presunta alta rentabilidad. Si además de eso, has estudiado o tienes interés en algún campo relacionado con la economía, seguramente haya sido más de uno. A mi me ha pasado. No tendría por qué ser algo malo que la gente busque cómo mover su dinero, yo siempre he defendido que las inversiones y las finanzas no son solo para los ricos. Sin embargo, no puedo evitar tener la sensación de que quien hoy compra Ethereum, era quien ayer pasaba el día en la casa de apuestas.

Te das cuenta cuando hablas con ese conocido que ha escuchado hablar de un negociazo en el mundo "crypto". No busca ganar un 5, o un 10, ni siquiera un 50% anual. Busca pegar un pelotazo, invertir sus escasos ahorros y multiplicarlos por 10 en un par de meses. Casi siempre hipnotizado por un gurú de las finanzas que así se lo ha prometido, y confiado porque al colega de un colega le fue muy bien con ese método. Pero para mi vuelve a parecerse más a una apuesta que a una inversión.

No se repara en que, si realmente alguien pudiera duplicar -por ejemplo- su capital al mes, sería el dueño del mundo en pocos años. Valdría con invertir 1000 euros el "día 1", y en no mucho tiempo te colarías en la lista Forbes. Rentabilidades de ciencia ficción, que me atrevo a decir que no existen en el mundo real. No soy yo nadie para dar de consejos, pero en esta ocasión me tomaré una licencia: si alguien te promete este tipo de cosas, desconfía de él. De lo contrario, probablemente lo que ocurra es que termines perdiendo tu dinero.

Pero amigo "cyptobro", la culpa no es tuya. Lo creo firmemente. Si eres de mi generación, y te has criado en un barrio -normal- como el mío, habrás sentido la frustración de ver que el mercado laboral no te quería hacer hueco. De ver como tras tragar con todo has logrado ser mileurista, pero te piden 900€ por un piso en alquiler. O peor aún, de ver cómo tras hacer todo lo que se supone que tenías que hacer, la situación económica te impide encontrar empleo. Y mientras tanto, un señor en Youtube dice que es tu culpa, porque no te atreviste a emprender tu propio negocio. Un señor con una familia con mucho dinero detrás, seguramente. Como dice la canción, no eres pobre, eres un "looser".

A nadie le resultará raro ya ver cómo los jóvenes -y no tan jóvenes- que lo pasan mal, en lugar de guardar los escasos 100€ que tienen, los apuestan en la ruleta o en un evento deportivo. Buscan un golpe de suerte que les alegre el día, o el mes, y que les haga escaparse de su miseria durante un tiempo. Pero los nuevos negocios que prometen rentabilidades desorbitadas son, si cabe, aún peor.

Usan lo atractivo del mundo "crypto" para atraer a aquellos que buscan no solo ganar dinero un día, si no que ven una posibilidad de construir una fortuna de la nada. Dejar sus trabajos, no volver a madrugar, una vida de lujos... demasiado tentador para no lanzarte a por ello y movilizar tus pocos ahorros. Ojo, mi problema no es ahora con las criptomonedas como tal, si no con los vendehumos que se aglutinan a su alrededor. Porque son peligrosos, y mucho. Se aprovechan de la frustración y generan más frustración, quedándose con un buen dinero a cambio. Amigo cryptobro, no es tu culpa. Y no, no eres un looser, eres una víctima de un ascensor social averiado. Que ningún "triunfador" te diga lo contrario para aprovecharse de tu culpabilidad. La cultura del esfuerzo son los padres.

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