Por Alejandro Murciano Brea La justicia impositiva es aún una asignatura por aprobar en España. Lejos de quienes definen nuestro país como un infierno fiscal, sigue habiendo en él impuestos que distan mucho de una progresividad absoluta y confiscatoria cómo algunos farfullan. Esto se ejemplifica muy claramente en impuestos indirectos como el IVA, pero incluso los más justos a priori como el IRPF tienen también letra pequeña. No tanto en los distintos tramos de gravamen que alguno se sabrá ya bien, si no sobre todo en el diferente tratamiento fiscal que reciben las rentas del trabajo y las del capital. A principios de 2024, Sumar presentaba una propuesta que proponía gravar en mayor medida estas últimas, pero hasta ahora el Gobierno solo ha hecho tímidos movimientos con impacto muy limitado. Parece que nadie termina de atreverse a igualar las rentas del ahorro a las del trabajo. Por ser más concretos, en España los beneficios obtenidos a través de activos financieros gozan de una fiscal...